Un cierto día me atine con mi ángel la más agraciada en toda la faz de esta tierra aparentaba ser afrodita por todos los partidarios que la acosaban en aquella vez un fin de vida entre todos los demás; ellos se asemejaban a la forma de pensar que concediendo elementos básicos según ellos eran de ganar más puntos pero faltaba la pieza de la excelencia en que la gran multitud de doncellas pensaban; era el método físico humano los movimientos hechos por nuestras semblantes de carcajadas y tristezas del 14 de febrero, parecía que me querían desposeer de la ilación que tenía yo y ella, cada día parecía el paraíso del que una vez percibí de mis camaradas, que si estaba ahí todas mis vidas era que el paraíso me unió con ella por efecto de la palabra más compleja que e escuchado en ese entonces amor tuve que averiguar sobre ese término infinito abstracto inicie cuestionarios en mi calabaza dura, de no comprender esa señal, por la cual tuve que experimentar un amor fraudulento, por el cual tuve que pagar un dolor muy oneroso en toda mi alma bella que según mis yayos estaba pulcra de todo el leviatán que si lo tenían los demás.
Entonces cada final de mí día me puse a meditar lo que hice, le hable a mi alma de que faltaba algo para llegar victorioso entre toda esa multitud de almas que razonaban cosas semejantes a las mías pero mi jeta socorría mi orgullo al parecer era de interés ante ella todavía sigo esperando la respuesta. Es que he dejado de indagar en más afroditas ojalá que no me angustie antes de que me caiga hacia sus pies pero sigo amándola en todo mi ser o alma parece que lo he hallado pero todavía siento que es incompleto; otro 14 de febrero de repente halle la fórmula del amor.
